Artículo
de Dagmar Deckstein publicado en el diario alemán Süddeutsche
Zeitung en julio de 1999.
”¡Otra
vez una nueva moda de management!” – también Wolfgang Rösler se sintió en
un principio escéptico y no quería creer que esto podía funcionar. El gerente
de la Oficina de la Seguridad Social de Munich-Este (Alemania) una vez más había
participado en uno de los seminarios habituales para el personal directivo:
organización de la agenda de trabajo, selección de personal solicitando empleo
– todo aquello que se consideraba indispensable para un directivo competente.
Esta vez, sin embargo, el organizador del seminario tenía una oferta bastante
exótica: ”Constelaciones de Estructuras Sistémicas”. Este método permitía
detectar y solucionar los trastornos en el orden de un sistema. O, como
explicaba la asesora Kristina Erb en el programa de su taller: ”Las
Constelaciones Sistémicas nos brindan la oportunidad de obtener en poco tiempo
una gran cantidad de informaciones de un sistema, descubriendo asimismo ideas
para cambios adecuados, que al mismo tiempo repercutirán de manera positiva
sobre todos los miembros del sistema. Además, los participantes en una
Constelación aguzan sensiblemente su percepción de los contextos sistémicos.”
Hasta
aquí, Wolfgang Rösler no entendía absolutamente nada, igual que cualquier
persona que no hubiera oído nunca del trabajo con Constelaciones. La
experiencia del taller, sin embargo, le ”dejó atónito, para decir la verdad”.
Wolfgang Rösler abordó la Constelación con la pregunta de por qué la
cooperación entre los siete miembros del equipo directivo de la Oficina de la
Seguridad Social no funcionaba de la manera deseada. Así, pues, Wolfgang Rösler
eligió de entre los doce participantes del taller –todos personas ajenas a su
empresa que no conocían a ninguno de los colaboradores de Wolfgang Rösler, ni
siquiera de vista– sendos representantes para sí mismo y los siete directores
de departamento.
Con
los ojos cerrados, las manos puestas en sus hombros, condujo a cada uno de ellos
hasta el centro de la sala, dándole una orientación en el espacio de acuerdo
con su intuición – algunos, más juntos, otros, de espaldas al grupo. Y a
partir de ahí empezó lo fascinante, que una y otra vez asombra sobre todo a la
persona que configura una Constelación por primera vez: los representantes de
los compañeros de Wolfgang Rösler comenzaron a expresar sensaciones e
impresiones corporales como: ”Éste no es mi jefe”, ”Me siento excluido”,
”De alguna manera me da igual todo y no tengo nada que ver con los demás”.
La escena de la Constelación reflejaba de manera inequívoca, e inmediatamente
comprensible para el jefe, el patrón relacional que unía a los miembros del
”sistema de siete”.
Así,
por ejemplo, Wolfgang Rösler se dió cuenta, a través de la imagen configurada,
de que solía tratar con preferencia a un miembro de su equipo directivo. ”Si
yo mismo cambio, en el sentido de no colocar tantas veces a la persona preferida
en el centro, acercando más a los demás miembros del equipo, puedo lograr un
mayor equilibrio entre todos” –así lo percibe Wolfgang Rösler hoy.
La
comprensión más asombrosa para él fue descubrir que él mismo era responsable
del desequilibrio y que ”no eran los demás” –como el había pensado–
”que no funcionaban”. También podríamos decir: ésta es la comprensión de
la responsabilidad del cargo directivo.
¿Magia?
¿Esoterismo? ¿Abracadabra mística? ¿De dónde ”sabían” los
representantes configurados la trama relacional entre personas absolutamente
extrañas? ¿Cómo es posible que
alguien, a raíz de las afirmaciones de unos representantes configurados,
pudiera sacar conclusiones en relación a un sistema, a su historia y a su
estado, para después llegar a consecuencias e ideas de solución? – Porque,
como afirma Kristina Erb, en estas imágenes exteriorizadas de los sistemas –sean
familias, departamentos, empresas enteras, incluso procesos judiciales o guiones
de cine, que también pueden ser configurados–
se trata de ”una forma generalizada de lenguaje”.
Hasta
ahora, la asesora sistémica no sólo ha desencadenado vivencias cruciales, como
en el caso del director de la Oficina de la Seguridad Social de Munich, sino que
también pudo ayudar a más de un fundador de empresa para encontrar el camino
hacia la independencia, configurando en una Constelación los diversos proyectos
alternativos. Asimismo, trabajando con herederos de algunas empresas, pudo
descubrir la causa fundamental de su escaso éxito tras ocupar la dirección del
negocio: su falta de valoración de la persona del fundador, por ejemplo. También
este reconocimiento puede ser recuperado en el transcurso de una Constelación.
Para este fin, la persona en cuestión se acerca al representante del fundador y
le dice, por ejemplo: ”Hasta ahora no te he valorado lo suficiente, ni he
reconocido tus méritos para la empresa. Quisiera rectificarlo ahora.”
Lo
más fascinante en todo esto es que tales frases, que más bien recuerdan fórmulas
de conjuro ritual, desarrollan su eficacia en la realidad. ”Algo” cambia allá
fuera, en la vida cotidiana después de una Constelación, aunque aquéllos que
buscaban una solución o respuesta no se den cuenta tan conscientemente. ”El
que un problema se haya solucionado se reconoce por la desaparición del mismo”
–así resume Kristine Erb una experiencia muy frecuente en el trabajo con
constelaciones. Ésta es también la experiencia de Wolfgang Rösler que
configuró su primera Constelación hace tan sólo dos meses. Mientras tanto, ya
nos ha contado de una reunión de trabajo de su equipo directivo durante la cual
sus colaboradores hablaron por primera vez de las relaciones entre ellos. Además,
para lo que queda del año ha fijado cuatro encuentros temáticos en los que se
configurarán varios temas con la ayuda de Kristina Erb. Esto último, sin
embargo, lo considera algo ”absolutamente normal; de todos modos, esto habría
sido un punto en la agenda, incluso sin la configuración previa de aquella
constelación”. ¿De veras?
No
es de extrañar que el método de Configuración de Estructuras se propague a
una velocidad tan vertiginosa en una época en que los conceptos de
“globalización” o de “pensamiento sistémico” dominan el debate
sociopolítico y de estrategias en organizaciones. Karl Weick, por ejemplo,
experto en teorías de organización, opina: ”El clima que preocupa a una
organización ha sido creado por la misma organización. Las cosas de las que
nos quejamos, cambian en cuanto nos damos cuenta de que tenemos parte en su
desarrollo.” También se podría decir que, gracias a la experiencia con
Constelaciones de Organizaciones, los participantes se hacen una idea del
posible significado de expresiones como ”la empresa como organismo vivo”, o
”la organización se halla en vías de aprendizaje”.
El
fundamento del trabajo con Constelaciones Sistémicas fue sentado por el
terapeuta familiar Bert Hellinger, quien en un principio únicamente aplicaba
este método al sistema de la familia. Fue sólo a mediados de los años 90 que
este método conoció un desarrollo ulterior para su aplicación a otros
sistemas, sobre todo gracias a Matthias Varga von Kibéd e Insa Sparrer que en
1995 fundaron el Instituto de Formación e Investigación Sistémicas en Munich.
Desde
entonces, el método de configuración de Constelaciones de Estructuras Sistémicas
cuenta con un número de adeptos cada vez mayor. Kristina Erb, por ejemplo,
afirma que no hay forma más clara de visualizar inmediatamente si una persona
actúa en su lugar (de trabajo) con tranquilidad y lleno de energía, o
debilitado. Y aquello que le debilita, también se manifiesta. Así, como
directora de su asesoría de empresas ”Sistemas en Acción”, Kristina Erb
frecuentemente ha tenido la experiencia de que algunos mitos como: ”Aquí,
todos somos iguales”, únicamente fomentan la inseguridad y los conflictos
relacionales. ”Toda organización siente la necesidad de dirección, de una
dirección justificada por el rendimiento”. Otra experiencia muestra que bajo
la influencia de aquellos ejecutivos que suelen abrirse paso a codazos, sin
reconocer ni a sus compañeros ni a sus antecesores, todo el sistema puede
quedar bloqueado. De nada sirven ni el mejor control
ni el esfuerzo por bajar los precios a toda costa – el éxito duradero se
malogra mientras los patrones relacionales ”invisibles”, que únicamente
salen a la luz a raíz de una Constelación, siguen actuando de esta manera
nefasta.
El
Inconsciente Colectivo
El
director de la Oficina de la Seguridad Social, Wolfgang Rösler, hasta hoy no
sabe explicarse muy bien qué es lo que ”funcionó” en aquella Constelación,
ni de qué manera ocurrió. Los expertos en teoría y práctica sistémicas, sin
embargo, ya hablan del Inconsciente
Colectivo, en el que se hallan memorizadas todas las informaciones, incluso
de otros sistemas. O de aquellos campos
morfogenéticos con los que el biólogo inglés Rupert Sheldrake explica por
ejemplo el siguiente fenómeno: Un perro salta hacia la puerta del balcón,
meneando la cola todo emocionado, justamente en el momento en que su ama se apea
del autobús. Hasta que la mujer llegue a casa, sin embargo, aún pasarán unos
diez minutos. ”Cuando por primera vez en mi vida vi una Constelación” –comentó
Sheldrake alguna vez– ”por fin supe de dónde lo sabía el perro”. ¿Y por
qué los humanos no habrán de participar también de este saber que los perros
tienen desde hace tanto tiempo?
(Traducción: Sylvia Gómez Pedra)
Taller Vivencial -Workshop con Bert Hellinger en Chile, sobre la aplicación de su método en organizaciones: 2 de septiembre de 1999. Con el patrocinio de la Embajada de Alemania en Chile y la Asociación de Exportadores de Manufacturas: Asexma.